lunes, 11 de agosto de 2008

El destino

Utopía, sugestión, fantasía, idealismo, son todos términos al servicio de negar lo innegable. ¿Hasta cuando nos veremos presos de la jaula que nos hemos construido? Los posibles mundos que tildamos de utópicos, las sensaciones y vivencias que los escépticos califican de sugestiones, todas son realidades potenciales que nuestra ceguera no nos permite ver.
Nos encanta jugar a las victimas que viven en un mundo injusto, nos encanta buscarle un sentido a la vida. No nos podemos desembarazar del concepto, de que vivimos en una realidad que existe, sin nuestra intervención. Presos de nuestra ceguera, creemos no tener ninguna responsabilidad de lo que sucede alrededor. Ni siquiera nos sentimos dueños de nosotros mismos. Nos dejamos manipular por nuestras emociones, por nuestros preconceptos y por nuestro condicionamiento. Buscamos respuestas, o nos lanzamos al vacio de rendirnos a lo único que no hay que rendirse, aquello que, “creemos” que es.
¿Y todo esto porque? Por el miedo. Es paradójico, pero hemos ensayado miles de modelos económicos, desarrollamos muchísimas tecnologías, Hemos construido un montón de identidades, Investigamos hasta el cansancio. Hemos expresado infinidad de deseos y sentimientos. El resultado fueron, hambre, guerras, corrupción, desigualdades y separación.
¿Y que hemos confirmado? ¿Qué resultado obtuvimos? Nada. Seguimos en la total incertidumbre. ¿Y que hemos generado? Más miedo. Entonces el interrogante es, ¿miedo a que? Miedo a abandonar la ilusión. Miedo a deshacernos de la idea ridícula, de que vivimos en un mundo que no podemos cambiar. Miedo a asumir el único compromiso que no asumimos nunca los seres humanos. Asumir que el mundo es lo que nosotros queremos que sea. El mundo es un barco cuya inmensa tripulación, es negligente, ignorante y temerosa, donde todos se miran entre si, buscando al capitán, al responsable del timón, del destino. El capitán, somos todos los miembros de la tripulación. Hasta no tomar conciencia de esto, seguiremos a la merced de un océano sin reglas. Tomando el timón, le damos dirección y sentido a todo esto, que no tiene más razón, que seguir el curso natural de la evolución.
¿Donde esta la prueba? En la evolución misma, en la naturaleza, en lo que es. Cuando nació el mundo, nada era como es hoy. Sin embargo, el paso del tiempo, la adaptación, y la búsqueda, fue desarrollando nuevas especies y nuevas realidades. ¿Que hubiera sucedido si esas primeras especies, nunca hubieran salido del agua? ¿Que hubiera sido si aquellos primeros hombres, no se hubieran planteado, que más había en el mundo que los rodeaba? ¿Qué hubiera pasado si los hubiera paralizado el miedo? Nada de lo que procedió hasta hoy, hubiera existido.
Los seres humanos, ahora tenemos la responsabilidad de tomar conciencia en nuestras manos. ¿Cual? La de asumir el mando, ver que hay mas allá. ¿Y donde esta ese mas allá? En nuestro interior y en nuestra decisión de soltar los trajes, los conceptos, el drama, y la separación. Por que lo único que hace mover un coche es un conductor, y hasta ahora los humanos no queremos manejar el coche de nuestra especie, seguimos inertes mirando por la ventanilla…
La evolución es clara y tiene dos caminos, evolución o muerte. Creo que entonces solo queda un interrogante, ¿Cuál será nuestra opción?

No hay comentarios: